En una noche mágica, donde los rumores y especulaciones del fin de una
soberanía absoluta en el fútbol mundial opacaban a sus propios
protagonistas, estos le recordaron a todo el planeta porque fueron
reverenciados por tanto tiempo y con absoluto frenesí. Y fue justo uno
de los más buscados por las críticas el que más respondió: Lionel Messi
se cargó el equipo al hombro y con un doblete en el inicio del
encuentro, dio comienzo a una fiesta de goles con el que el Barcelona le
dijo al mundo que está más ‘vivito y goleando’ que nunca en la
Champions League.
Con ese juego intenso y agresivo con el que solía sofocar a sus rivales, regresaron los azulgranas para humillar con un contundente 4-0 al Milan, equipo que los venció 2-0 en San Siro y al que esta vez el ‘catenaccio’ solo los hizo un blanco fácil para un monstruo que buscaba curar sus heridas. Es cierto, se esperaba que los catalanes salten al gramado del Camp Nou con la consigna de buscar anotar lo antes posible, pero no que, cual máquina asesina, accionaran su capacidad goleadora al oír el pitazo inicial. A los cuatro minutos, Messi recibe la pelota en la bomba del área y entre tres defensores saca un disparo al ángulo, inatajable para el portero Abbiati. ¡Un golazo!
El dominio era totalmente culé, quienes asustaban la valla italiana con remates de Xavi e Iniesta. Sin embargo, los ‘rossoneros’ -con tibios contragolpes- dejaron a la luz pequeñas falencias defensivas que hicieron contener el aire por momentos a las 90 mil almas presentes. El francés Niang tuvo un mano a mano claro con Valdés que casi cambia la historia del partido, si no fuera por el poste salvador. Todo jugaba para el Barza.
Para responder tal agravio, la ´Pulga’ hizo la típica: recibió desde la derecha, amagó hacia la izquierda, mandó un disparo rasante y ¡gol! Esto provocó que el primer parcial acabara con una tranquilidad a medias para los azulgranas, ya que sabían que sien bien habían empatado la serie, el objetivo todavía no estaba cumplido, y menos ante un letal contragolpeador.
Es así que para el complemento los locales continuaron con las riendas del encuentro, pero preocupados por algunos chispazos de su rival. No obstante, esa paz que tanto buscaban vino por parte de un hombre que buscaba su regreso triunfal después de tantas lesiones. David Villa recibe un pase que rompió la defensa por la derecha del área italiana, y como el crack que es, la mandó a guardar de un zurdazo. El cuarto y último tanto cayó tras un contragolpe letal iniciado por Messi y el chileno Alexis Sánchez, obra del lateral Jordi Alba con un toque sutil, para así sellar la resurrección del mejor equipo de los últimos años.
RICARDO NARVÁEZ
dd
Con ese juego intenso y agresivo con el que solía sofocar a sus rivales, regresaron los azulgranas para humillar con un contundente 4-0 al Milan, equipo que los venció 2-0 en San Siro y al que esta vez el ‘catenaccio’ solo los hizo un blanco fácil para un monstruo que buscaba curar sus heridas. Es cierto, se esperaba que los catalanes salten al gramado del Camp Nou con la consigna de buscar anotar lo antes posible, pero no que, cual máquina asesina, accionaran su capacidad goleadora al oír el pitazo inicial. A los cuatro minutos, Messi recibe la pelota en la bomba del área y entre tres defensores saca un disparo al ángulo, inatajable para el portero Abbiati. ¡Un golazo!
El dominio era totalmente culé, quienes asustaban la valla italiana con remates de Xavi e Iniesta. Sin embargo, los ‘rossoneros’ -con tibios contragolpes- dejaron a la luz pequeñas falencias defensivas que hicieron contener el aire por momentos a las 90 mil almas presentes. El francés Niang tuvo un mano a mano claro con Valdés que casi cambia la historia del partido, si no fuera por el poste salvador. Todo jugaba para el Barza.
Para responder tal agravio, la ´Pulga’ hizo la típica: recibió desde la derecha, amagó hacia la izquierda, mandó un disparo rasante y ¡gol! Esto provocó que el primer parcial acabara con una tranquilidad a medias para los azulgranas, ya que sabían que sien bien habían empatado la serie, el objetivo todavía no estaba cumplido, y menos ante un letal contragolpeador.
Es así que para el complemento los locales continuaron con las riendas del encuentro, pero preocupados por algunos chispazos de su rival. No obstante, esa paz que tanto buscaban vino por parte de un hombre que buscaba su regreso triunfal después de tantas lesiones. David Villa recibe un pase que rompió la defensa por la derecha del área italiana, y como el crack que es, la mandó a guardar de un zurdazo. El cuarto y último tanto cayó tras un contragolpe letal iniciado por Messi y el chileno Alexis Sánchez, obra del lateral Jordi Alba con un toque sutil, para así sellar la resurrección del mejor equipo de los últimos años.
RICARDO NARVÁEZ
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