domingo, 12 de febrero de 2012

El adiós de un grande

Dueño de la fiesta.  Roberto Palacios fue la atracción máxima de ‘La noche de la raza celeste’. El ‘Chorri’ se llevó todas las palmas. “Seguiré en el fútbol y alguna vez de DT de Cristal”.
Dueño de la fiesta. Roberto Palacios fue la atracción máxima de ‘La noche de la raza celeste’. El ‘Chorri’ se llevó todas las palmas. “Seguiré en el fútbol y alguna vez de DT de Cristal”.
El ídolo del pueblo. En una emotiva ceremonia Roberto Palacios vistió por última vez la camiseta del Sporting Cristal, jugó 15 minutos y se despidió llorando de sus hinchas. “Era el homenaje que siempre soñé. Están en mi corazón”, apuntó.

Milagros Crisanto.
Y ahí va Roberto Palacios -acompañado por sus hijos Brandon y Renata- caminando por el césped del Estadio Nacional, escuchando el rugir de las tribunas, sonriendo como un niño con juguete nuevo, conteniendo su emoción. Se desata la locura en el José Díaz que volvió a recibir a uno de sus hijos más queridos en una fiesta a toda orquesta. Con 40 mil almas en las graderías, amigos de siempre, personajes históricos del club bajopontino y fuegos artificiales.
Y la gente no lo pensó dos veces para ponerse de pie: unos golpeando la palma del respeto con la de la admiración, otros respirando hondo para evitar que se les escapara una lágrima.
Era la despedida del ídolo, la ‘Noche de la raza celeste’ y había que vivirla y también disfrutarla. Por eso la historia dirá que un 11 de febrero del 2012 miles de voces se juntaron para gritar el pegajoso y ocurrente “Chorri no se va... no se va, no se va... ‘Chorri’ no se va...”. Era el homenaje sincero para un símbolo del club cervecero. El hombre que siempre mantuvo en alto la fe, el entusiasmo, el optimismo, todo eso que conforma el alma celeste.
Era el emotivo momento en que toda la familia de Cristal le agradecía al ídolo que apareció por primera vez en una cancha el 20 de octubre de 1991 frente al Deportivo Municipal y que anoche volvió a vestirse de corto. Palacios, otra vez en una cancha, con la ‘10’ en la espalda  y con la cinta de capitán.
Y empezó el show del ‘Chorri’. Saludos y abrazos con su amigo Leao Butrón, arquero de la San Martín
También con Franco Navarro y Leo Rojas. Corriendo como si fuera un partido por tres puntos, tratando de regalar lujos a sus hinchas, un sombrerito a Ballón, un taquito para Sheput hasta que tuvo que abandonar la cancha al minuto 15. Ahí se arrodilló y besó el gramado, alzó los brazos en señal de agradecimiento a sus hinchas. Le dio la cinta de capitán a Erick Delgado y cedió su lugar a Junior Ross.
Después las lágrimas del ídolo, el abrazo con sus compañeros de equipo y con el árbitro Víctor Hugo Carrillo, la placa recordatoria que recibe de manos de Felipe Cantuarias y las palabras de despedida. “Quiero que les den un aplauso para mi familia. Siempre los tendré en mi corazón, sigan alentando al equipo que ellos lo necesitan. Es un homenaje que soñé, pero no pensé que era realidad. Es lindo soñar. Seguiré en el fútbol y espero dirigir algunas vez a Cristal”.
Entonces vino la vuelta olímpica del ‘Chorri’ con todos los hinchas de pie y con la sonrisa tallada en todas las caras. Era la despedida del ídolo  y había que vivirla y también disfrutarla. ¡Salud Roberto!

El santo celeste

Martín Hidalgo
Redactor e hincha de SC

Por unos minutos el fuego de la vela de cumpleaños en la torta parecía flamear en cámara lenta, el aire se volvía pesado, el chocolate se derretía. No importaba. Nadie le prestaba atención a ese gran pedazo de pastel reposando sobre los brazos de mi madre. Era mi cumpleaños número 12. Ese mismo día, Roberto Palacios me regaló un gol y una frase. Al menos, eso sigo pensando 12 años después de aquel 29 de marzo del 2000. Ese miércoles, el “Chorri” anotó el segundo gol para la selección peruana con el que derrotamos al Paraguay de Chilavert, con lo que logró pasar a la historia ese polo rojo con la frase “Te Amo Perú”. Una camiseta que usarían hinchas de Cristal, ‘U’ y Alianza. Roberto se convirtió entonces en una especie de santo: unió perro, pericote y gato. Desde aquel día no me volví más fanático de Sporting Cristal, sino que me sentí hincha y empecé mis periplos interminables en el estadio San Martín coreando “¡Y vamos Chorrillano...!”.  Por eso su partida duele. Para enumerar su palmarés, goles y hazañas me haría falta más páginas, por eso quizás mejor sea recordar el primer día en que uno aprendió a enamorarse del fútbol con el “Chorri”. Falta poco para otro 29 de marzo y estoy seguro que cuando apague otra vela me acordaré de mi ídolo, el ‘Chorri’ Palacios...dlr.

No hay comentarios: