viernes, 13 de junio de 2014

Sao Paulo es una caldera

Sao Paulo es una caldera

 

** A dos días del inicio del Mundial, se intensifican las protestas en la ciudad del partido inaugural entre Brasil y Croacia. Presidenta Dilma Rousseff anunció que no irá a la inauguración para evitar pifias   
A meses del inicio del Mundial Brasil 2014, la presidenta del país anfitrión, Dilma Rousseff, le comunicó al mundo entero que descuidara, que las protestas en su país no empañarían la Copa y que sus compatriotas se “portarán de forma diferente", ya que "la opinión pública es contraria a la violencia y a los actos de vandalismo”.
Sin embargo, a dos días del partido inaugural a realizarse en la ciudad de Sao Paulo, el tono seguro y de despreocupado de la mandataria pasó a uno enérgico y desafiante. "No voy a admitir que haya ningún tipo de desmanes con la intención de impedir que la gente tenga acceso a la Copa. No es democrático destruir la propiedad privada y pública, y mucho menos que las manifestaciones tengan costos humanos. Esta no es una campaña sistemática contra la Copa del Mundo, sino contra nosotros (el Gobierno)", aseveró Rousseff.
Y no es para menos. Desde el jueves pasado, a las manifestaciones organizadas por sindicatos, agrupaciones estudiantiles, asociaciones de maestros, partidos de extrema izquierda,   anarquistas que demandan mejoras de servicios sociales y reclaman por la millonaria inversión del Mundial, se sumó la huelga de los trabajadores del metro.
Los operarios del principal medio de transporte de la ciudad y de los aficionados que se trasladarán a la Arena Corinthians tuvieron ayer el pico de su protesta al ser dispersados por la policía local con gases lacrimógenos y bombas de ruido luego de que alrededor de 300 personas le prendieran fuego a las montañas de basura que bloqueaban una de las más importantes avenidas de la capital de estado del mismo nombre.
Demandas y consecuencias
Tres de las cinco líneas del tren que trasladan a 4.1 millones de personas diarias se encuentran inoperativas desde la semana pasada, debido a que el sindicato de empleados exige un aumento salarial de 12,2%, mientras que la empresa estatal administradora ofrece un alza de 8,7%.
En respuesta a las protestas, el secretario de Transportes del estado paulista, Jurandir Fernandes, anunció que a la multa diaria de 500,000 reales (unos $222.120) al sindicato, si es que no retornan a sus labores, se le suma el despido de 60 operarios que fueron identificados en actos de vandalismo.
"Estaremos preparando una lista de todos los que no vienen al trabajo, porque los que no vienen a laborar por una huelga declarada ilegal y abusiva ya están incurriendo en una falta gravísima y esto es penalizado con el despido por justa causa", dijo el funcionario. 
Por su parte, el presidente del sindicato de trabajadores del metro, Altino Prazeres, calificó la medida como “inadmisible” y aseguró que la huelga continuará. "Si el gobierno hace eso, en vez de disminuir el problema este se va a inflamar aún más. Aumentará la tensión y creo que para la Copa y para la FIFA esto no será interesante. Si la huelga debe continuar hasta la Copa, continuará", sentenció Prazeres para AFP, y llamó al gobernador de Sao Paulo, Geraldo Alckmin, a negociar.
Huelga que más afectó
Desde 1997, Sao Paulo implementó la restricción a la circulación de vehículos (autos con placas pares e impares transitan en diferentes días de la semana) con el objetivo de reducir la congestión y disminuir los niveles de contaminación. En este caso en particular, las autoridades tomaron la medida de permitir el libre tránsito con la finalidad de que la población se desplace. Sin embargo, esto creó embotellamientos de más 250 kilómetros en las calles de la metrópoli brasileña y como consecuencia el caos.
Esto, sin duda, amenaza preocupantemente el buen desarrollo de los seis partidos a disputarse  en una de las 12 sedes del certamen. Por lo pronto, Rousseff anunció ayer que no asistirá al partido inaugural del jueves entre Brasil y Croacia para evitar empañar el inicio de la fiesta del fútbol con el rechazo del público del  Arena Corinthians. En su lugar hará acto de presencia el ministro de Deportes Aldo Rebelo, quien hará de anfitrión ante once jefes de Estado así como el secretario general de la ONU Ban Ki-moon.    dd
Foto: AFP

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