Dicen que cada ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos es
distinta, que no se pueden comparar, y no se equivocan. Si Beijing nos
dejó a todos con la boca abierta hace cuatro años, ayer Londres no se
quedó atrás con una fiesta al más puro estilo inglés: elegante,
majestuosa, con lo mejor de la música que nos ha regalado el país de los
Beatles en las últimas décadas -quizás el mejor rock de todos los
tiempos- y una cuota de humor que tuvo momentos realmente cumbres, con
ese gran comediante que es el mundialmente conocido como Mr. Bean.
Si bien la impresionante apertura comenzó a las 9 pm de Londres (3 pm
de Perú), todo empezó muy temprano en la capital inglesa cuando la
campana del famoso Big Ben -legendario reloj del Palacio de Westminster-
sonó 40 veces, junto a todas las campanas del Reino Unido y a todos
aquellos que quisieron sumarse a la iniciativa, durante tres minutos,
entre las 8:12 y 8:15 am. Este fue un hecho histórico, ya que es la
primera vez que el Big Ben suena a una hora distinta de su horario
regular.
UNA MIRADA AL PASADO
Por la noche todas las miradas se trasladaron al Estadio Olímpico de
Londres, ese fantástico escenario construido especialmente para los
JJ.OO., con un presupuesto de 537 millones de libras esterlinas y una
capacidad para 80 mil espectadores. Ahí todo comenzó con una
extraordinaria recreación de siglos de historia británica, que arrancó
con una campiña antigua, distribuida a lo largo del campo central, que
se vio destruida -de pronto- cuando desde el suelo empezaron a surgir
unas impresionantes chimeneas industriales, de aproximadamente 30 metros
de alto.
Era el inicio de la revolución industrial, perfectamente recreada por
el cineasta británico Danny Boyle, director artístico de la ceremonia y
ganador de varios premios Óscar con la película Slumdog Millionaire
(Quiere ser millonario). En ese contexto, con plantas siderúrgicas
antiguas, los cientos de personajes que en ese momento estaban en escena
forjaron los cinco aros olímpicos, que luego se elevaron irradiando
fuegos artificiales, en uno de los momentos más emotivos del evento.
LA MÚSICA FUE PROTAGONISTA
Acto seguido se dio paso a la magia, con decenas de niños en camas de
hospital, resguardados por igual número de enfermeras, quienes fueron
‘atacados’ por algunos de los villanos más famosos de la literatura
británica, como Cruella de Vil, el Capitán Garfio y la Reina de
Corazones de Alicia en el País de las Maravillas. Claro que el mal no
podía triunfar en el magno evento del deporte, por lo que del cielo
aparecieron varias Mary Poppins al rescate, volando con sus clásicos
paraguas.
De ahí en más la música se apoderó del espectáculo. Desde la sinfónica
de Londres que interpretó la magnífica Chariots of Fire, teniendo en Mr.
Bean a un curioso integrante, que se dedicó a tocar una sola tecla
durante toda la pieza, mientras soñaba con una novedosa escena de la
película del mismo nombre, en uno de los momentos más divertidos de la
jornada. Pasando por el homenaje a los diferentes estilos musicales que
han hecho famosa a Inglaterra desde la década del 60, con piezas de los
Beatles, Rolling Stones, David Bowie, Queen, Sex Pistols, Clash, entre
otros.
Hasta la gran interpretación musical de Paul McCartney, quien con su
clásica ‘Hey Jude’ cerró con broche de oro una noche memorable, que
permanecerá para siempre en las retinas de las decenas de miles de
personas que tuvieron el privilegio de ver en vivo el espectáculo, de
los más de 10 mil atletas que desfilaron por la pista atlética y de los
miles de millones de espectadores que contemplaron la inauguración
alrededor de todo el globo. Solo nos queda decir, haciendo rima con la
gran canción del ex Beatle: ¡Hey you, London, te luciste!dd
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