sábado, 24 de noviembre de 2012

Goleador histórico. Sergio Ibarra: un hombre de lucha que vale por dos


Sergio Ibarra, un ejemplo de deportista y de persona.
Sergio Ibarra, un ejemplo de deportista y de persona.

Tiene casi 40 años y el delantero sigue vigente en el fútbol nacional. En el Perú se enamoró, echó raíces y pasó a ser el goleador histórico. Su estadística da para inflar el pecho: a nivel de jugadores argentinos, solo Hernán Crespo y Lionel Messi tienen más goles que él.
Milagros Crisanto
El primer amor de Sergio Ibarra lo llevó a ciudades inesperadas. Al frío, al sol, incluso a bailar un huainito y una que otra salsa. Jamás le perdió el rastro, jamás quiso dejarlo  y se sumergió en una pasión que a sus 39 años no puede controlar. Desde muy pequeño fue testimonio vivo que un  ‘balón es el mejor amigo de un niño’.  En su caso también fue el primer amor.
Desde su natal Córdoba llegó en 1992 para vestir la camiseta del club más antiguo del Perú, el Ciclista Lima, actualmente refundido en una liga distrital de la capital. Ya en aquella época usaba el cabello largo, suelto, desordenado.
Desde entonces se enamoró del país y la afición de él.  Pasaron 20 años y las arrugas que hoy intenta esconder con una gorra, se delatan tras la sonrisa  de bienvenida que nos da al llegar a su encuentro. El Sergio amable, sencillo y divertido se hace más evidente cuando está en casa. Y es que los cerros, la lluvia y los 3.200 metros sobre el nivel del mar de Huancayo –ciudad que actualmente lo acoge, pues juega en el Sport Huancayo– lo hacen sentir como en su tierra natal. “Yo soy de la sierra de Argentina y es todo igual. Solo tengo río, no tengo mar”. La nostalgia lo embarga  para abrir el baúl de recuerdos y las imágenes llegan a montones: se ve pescando, bañándose en un riachuelo. Ah sí, también escapándose del colegio para corretear tras una pelota.
‘Checho’ parece no querer despertar del ayer y se echa a recordar sus años mozos. Pese a que sus goles siempre estuvieron en el ránking a mejor blooper del año, los guarda cual pirata cuida su tesoro recién encontrado: 262 tantos lo respaldan y le dan derecho para codearse y compararse con lo mejorcito del fútbol mundial.
“Estoy entre los tres goleadores argentinos en actividad en el mundo. Hernán Crespo es el primero, sigue Lionel Messi y después vengo yo”,  lo dice sin perder  el brillo en su mirada y sin caer en soberbia. Aclara que de contar los goles que hizo con los "negros" del barrio en Río Cuarto tendría  más goles que Pelé.  Su pecho se hace más grande al jactarse de figurar en el puesto número siete de los máximos goleadores del planeta en actividad según el ránking elaborado por la Federación Internacional de Historia y Estadística de Fútbol (IFFHS).
CHAU, NOS VEMOS
De su futuro inmediato ya no le es difícil hablar. El jugador descubrió hace dos años que la pasión del fútbol no solo se vive dentro del campo, sino al lado de él. Lo acepta y lo asume. El ‘Checho’ se prepara para dejar los chimpunes y el pantalón corto después de una larga carrera .
“Por mí, yo terminaría este año. Me siento bien de la cabeza para seguir, pero el cuerpo me dice otra cosa”. Así que prepara el adiós teniendo  muy claro a qué se dedicará a fines del 2013. “Es difícil desprenderse de lo que uno ama, lo que es tu vida.  Yo quizás tenga la melancolía de no hacer goles, pero ahora me toca dirigir”.
Y vaya si la experiencia ya la conoce, pues en el 2010, con Cienciano abandonado por el inefable Juvenal Silva, este optimista del gol tuvo que hacer de delantero y técnico, todo al mismo tiempo, para evitar que el Cusco se quedara sin fútbol profesional. Cienciano salvó el descenso y el ‘Checho’ fue casi un inca de estos tiempos en la Ciudad Imperial: idolatrado y querido por todos.
De las trece camisetas que ha vestido en nuestro país  (Ciclista Lima, Alianza Atlético, Deportivo Municipal, Sport Boys, Deportivo Wanka, Universitario, Unión Huaral, Estudiantes de Medicina, Cienciano, José Galvez, Melgar,  Juan Aurich y Sport Huancayo), Sergio asegura sin titubear que les guarda respeto a todas.
Si alguien pensaba que la crema sería la escogida para el retiro soñado, pues está equivocado. Ibarra confiesa que no le quita el sueño salir en hombros de un estadio y mucho menos ante una gran hinchada. “Yo no organizaré partidos de despedida pero si alguien me la quiere hacer, yo juego pero igual cobró”, bromea y ríe un rato largo.
Revela que en Cienciano pudo haber consolidado su aún corta y abrupta carrera de técnico, pero otro Juvenal, Farfán, el sucesor del ex congresista como presidente del club cusqueño, le jugó mal. El destino y sus goles lo llevaron a Sport Huancayo, club que no solo le ofrece jugar un año más para despedirse actuando en la Copa Sudamericana, sino que también le abre la oportunidad de dar sus primeros pasos como técnico dirigiendo en el equipo de reserva. El agradecimiento del delantero es tal con los huancaínos que no dudó en aceptar, y desde enero buscará talentos para los que serán las divisiones menores y el equipo de reserva.
“La otra parte de vida será linda, sé que seré exitoso también. Nació una pasión en mí que quiero desarrollar”, dice casi con la euforia que tiene cuando celebra un gol o improvisa algún baile extraño para celebrar, incluido ese del ‘bastón’ que utiliza como mejor ironía para contestarle a los que dicen que debió retirarse hace tiempo.
‘Checho’ o ‘Manteca’ Ibarra, como le decían temporadas atrás, no pierde el buen humor. Y así fue como conquistó a su esposa Rocío, cuando estaba en Alianza Atlético. Todos los días le decía una broma, la iba a fastidiar. “En Sullana no había mucho que hacer, ¿no? Yo creo que ella me veía como el pata entretenido con el que la pasaba bien pero se enamoró y la agarré bien para que no se vaya”, cuenta tratando de ser más pícaro que romántico. Con Rocío tiene tres hijos: Vanina, Valentina y Facundo.
MARCA PERÚ
Ibarra anotó goles y echó raíces en el Perú, entonces. “Todos mis goles no son feos, la gente exagera. En el 2010 anoté siete siendo técnico y jugador que lo son todo”, comenta. Sin embargo, el sueño de vestir la blanquirroja es una tarea pendiente.
La ilusión creció cuando una mañana, mientras tomaba un mate, leyó en un diario la posibilidad de ser convocado por Sergio Markarián  para el partido por las eliminatorias ante Bolivia en La Paz.  La experiencia en las ciudades de altura lo condujo a la esperanza, la misma que se fue disolviendo con el pasar de los días.
La mirada lánguida del adiós flota en el ambiente y solo desaparece ante la certeza de saber que el apellido Ibarra seguirá vigente en el fútbol peruano. Y entonces no piensa en él dando indicaciones desde un banco, sino en Facundo, el pequeño de 10 años que lleva su sangre y tiene sus genes de goleador. Se acomoda el babero invisible y apunta: “A veces no sé si es mi hijo. Es delantero, rápido, zurdo, quiere ser ‘9’ también. Pero a diferencia mía, todos los goles que hace son bonitos”.
 
“MARKARIÁN NO SUPO MANEJAR LA INDISCIPLINA”
“El presidente de Sport Huancayo está ligado a la FPF y tocó el tema, pero Markarián no estaba interesado, no quería jugadores de mucha edad. Si yo hubiese sido peruano, no tengan dudas que hubiese estado en la selección mucho tiempo”.  Pero siendo un hombre de retos, el ‘Checho’ se plantea uno desde ya: el buzo bicolor. “Si no es como jugador, será como técnico, pero llegaré a la selección peruana en algún momento.  Markarián es un tipo que sabe, pero se le han escapado de las manos algunos  actos de indisciplina que afectaron al plantel. Los técnicos viven de resultados y estos dicen que vamos últimos".
De las críticas que recaen sobre los seleccionados, dice entender poco. Desenvaina el sable contra quienes  censuran al ‘Bombardero de los Andes’. Asegura que si Claudio Pizarro destaca en Alemania y juega en un club como Bayern Múnich, no puede ser el delantero ineficaz y poco comprometido del que se habla en el Perú. “Eso sí, fuera de la cancha no pongo las manos al fuego por nadie, tampoco pongo las manos al fuego por él”.
CLAVES
Ibarra debutó en el fútbol en su natal Argentina con la camiseta de Sportivo Atenas en 1991.
Tuvo un fugaz paso en equipos como el CD Águila del Salvador en el 2000, por el Qingdao Zhongneng de China en el 2005 y alternó en el Once Caldas de Colombia en el 2006.
Alzó una copa solo en dos oportunidades: ganó el Apertura del fútbol peruano en el 2005 con la camiseta de Cienciano y la Recopa Sudamericana en el 2004 con la misma camiseta.dlr

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