Blatter: EL dueño de la pelota
No por nada le decían al brasileño Joao Havelange, presidente de la
FIFA por 24 años, 'el padrino del fútbol'. Cuando dejó su cargo en 1998,
hizo las maniobras necesarias para que su segundo al mando fuera
elegido como su sucesor y le cuidara las espaldas de incómodas
acusaciones de corrupción, que ya para entonces abundaban. Ese hombre
que se quedó al mando del máximo organismo futbolístico era el suizo
Joseph Blatter.
El periodista de investigación David Yallop explicó esas maniobras en
el libro '¿Cómo se robaron la Copa?', que es una historia de la FIFA y
de las acciones ilegales que sus dirigentes realizan en nombre del
futbol. Allí cuenta que Havelange ayudó a Blatter a que la votación
fuera secreta y en ella pudo imponerse por 111 votos a 80 sobre su
rival, Lenart Johansson.
Antes de eso, Blatter se reunió personalmente con dirigentes de
federaciones de Africa, Asia y países pequeños de todo el mundo para
asegurar el centenar de votos que le darían la presidencia. Yallop
desliza en su libro un rumor que se escuchaba por esos días, tras la
votación en Zurich: a cada uno de los delegados que votaron por el suizo
les ofrecieron hasta 50 mil dólares por su apoyo. Así, con esos
fantasmas de duda, llegó Blatter al timón de la FIFA.
Una 'familia'
Dicen que a Joseph Blatter le gusta referirse al organismo que preside
como 'la familia FIFA'. Por ello, un diario de su suiza natal lo bautizó
con el apodo de 'el príncipe oscuro del fútbol, el padrino, Don
Blatterone'. Para el periodista inglés John Carlin -el autor del libro
en el que se basó la película Invictus, sobre Nelson Mandela- la
discusión está en si Blatter es el 'capo de tuti capi' de una mafia de
cuello blanco que maneja miles de millones de euros generados por el
fútbol en el mundo o es simplemente un abuelo despistado. Obvio, Carlin
cree en la primera de las opciones.
"Lo que también es vox populi, y más desde la redada del miércoles en
que la policía suiza detuvo a siete altos dirigentes de la FIFA, -ahora
son nueve, más cinco empresarios- es que mucha de la gente que rodea a
Blatter se ha llenado los bolsillos con dinero procedente de sobornos.
Él mantiene que no sabe nada. Un repaso a su curriculum pone esta
afirmación en duda", dice Carlin. En efecto, a lo largo de los años,
muchos de los dirigentes implicados en escándalos de corrupción han sido
cercanos a él.
Es el caso del qatarí Mohamed Bin Hamman, quien fue señalado como el
aliado que entregó los sobres con dinero y lo ayudó a 'reclutar'
delegados para su causa cuando ganó la presidencia FIFA. Ese mismo
dirigente fue suspendido de por vida del fútbol organizado por el
organismo, tras haber intentado comprar votos a su favor cuando presentó
su candidatura en contra de Blatter. ¿Quien lo juzgó? Blatter y sus
amigos.
Uno de los dirigentes FIFA que esta semana fue acusado por corrupción,
también ha tenido tratos muy cercanos con Blatter. Se trata de Jack
Warner, ex vicepresidente de ese organismo y quien -según Carlin- es uno
de los dirigentes que se ha enriquecido con decenas de millones de
dólares. Blatter siempre contó con su voto en las elecciones. El hombre
dimitió en 2011 y se construyó un centro de conferencias en su país,
Trinidad y Tobago. Una de las salas lleva el nombre de Blatter.
El miércoles, como parte de la investigación iniciada por el FBI,
Warner fue detenido en su país por corrupción y lavado de dinero. Pero
salió el viernes rumbo a un hospital tras pagar una fianza de casi 400
mil dólares. Ahora está esperando el proceso de extradición que iniciará
Estados Unidos en su contra. La justicia le ha confiscado su pasaporte
para que no huya.
El actual presidente de la Concacaf, Jeffrey Webb, de Islas Caimán
-nombrado por Blatter por ser un buen aliado- está también entre los
detenidos en Zurich.
Una vez que Blatter se enteró de la investigación y las detenciones,
dos días antes de su quinta reelección, dijo en un comunicado: "Es un
momento difícil para el futbol, para los aficionados y para la FIFA como
organización". Y aseguró estar satisfecho de la investigación para
"erradicar del fútbol todo acto delictivo". Ahora toma distancia,
deslinda de los corruptos. Y sin embargo, los delitos que se imputan a
los implicados -que significarían 150 millones de dólares en sobornos-
ocurrieron en los últimos 20 años, el tiempo que lleva al frente de la
FIFA.
escándalos S.A.
El 2 de diciembre de 2010, en una de las glamorosas ceremonias que
organiza la FIFA, Joseph Blatter abrió el sobre que contenía el nombre
del país-sede del mundial de fútbol a realizarse en 2022. El nombre era
Qatar. Poco después muchos empezaron a preguntarse cómo se podría
disputar un torneo en un territorio donde las temperaturas muchas veces
alcanzan los 45 o 50 grados centígrados en los meses de junio y julio,
las fechas en que se organiza la Copa del Mundo.
Esa elección no era, no fue, gratuita. Poco antes el diario británico
The Sunday Times había publicado un informe donde probaba, con correos
electrónicos, faxes y recibos bancarios, que representantes de Qatar
habían realizado pagos cercanos a los 4 millones de dólares a miembros
del comité ejecutivo de la FIFA y presidentes de varias federaciones
para asegurarse la elección como sede. La revista France Football
confirmó los sobornos con otro extenso dossier periodístico.
La práctica no es nueva. Iguales sospechas recaen sobre la elección de
Rusia como sede el 2018. Y antes de eso, el escándalo de la venta de
derechos de televisión en América Latina -por el que investigan ahora a
varios directivos y empresarios- ya había explotado. La empresa
International Sport and Leisure (ISL), creada para comercializar los
eventos deportivos relacionados con la FIFA fue la plataforma para que
funcionarios del organismo recibieran comisiones de varias empresas a
cambio de asegurarse los derechos de comercialización de eventos como la
Copa del Mundo o la Copa América.
Ya el 2013 el escándalo significó la caída del mentor de Blatter, Joao
Havelange, que fue obligado a dimitir de su cargo de presidente
honorario, y de su yerno, el dirigente de la Federación Brasileña de
Fútbol, Ricardo Texeira. Este 2015, por el mismo caso hay otros quince
implicados más. Entre ellos otro conocido dirigente del fútbol en esta
parte del mundo, el paraguayo Nicolás Leoz, que fue presidente de la
Confederación Sudamericana de Fútbol durante seis periodos, entre 1986 y
2013. Esa es otra característica de los dirigentes FIFA: se quedan
muchos años en sus puestos y ello se presta a la corrupción.
Es difícil creer que durante años Blatter ha estado ajeno a estos
oscuros manejos. Ya desde Joao Havelange se hablaba de una supuesta
mafia al frente de los destinos del fútbol mundial. Con Blatter la FIFA
se convirtió en una máquina de hacer dinero, pero la transparencia en
el manejo del dinero no existe. Y nadie sabe tampoco el destino que han
dado los dirigentes de las federaciones nacionales al dinero que el
máximo organismo del fútbol reparte.
El último viernes Joseph Blatter, nacido hace 80 años en el seno de una
familia obrera pero hoy convertido en un magnate de los negocios al más
alto nivel, celebró exultante su reelección. "Parece que quiere morir
en el cargo", reseñó un diario. A él no le importan ni su edad ni las
investigaciones que se ciernen sobre su organización. "Let's go Fifa,
let's go Fifa", gritó el día de su triunfo, contento, inmune a todo.dlr