Un ‘Pistolero’ asesinó nuestra ilusión
Se acabó el sueño. Con dos goles de Luis Suárez,
Uruguay venció 2-1 a Perú en Lima y nos dejó sin chances de ir a Brasil
2014. Jefferson Farfán descontó para la bicolor de tiro libre.
Angelo Torres Zevallos
Perú sangra por la culpa de un ‘Pistolero’ con licencia para matar.
Perú, ese paciente que parecía que se recuperaba hace un par de fechas,
ayer volvió a la cama y no se pudo levantar más. Quedó sin pulso, con
todo un estadio esperando que resucite. Pero los milagros son en
octubre. Ahora lloramos.
Chau Mundial, una vez más te veremos por televisión. Adiós a esa
ilusión que nos vendieron todas esas campañas publicitarias. Un
pistolero llamado Luis Suárez nos pegó un tiro en la cabeza. Ya no hay
nada que hacer.
Seguro las matemáticas dirán que todavía se puede, que nosotros
sumando todo y los demás perdiendo, todavía hay chances. Pero la
realidad futbolística dice que estamos afuera de Brasil 2014. Nuestros
puntos tendrían que ser multiplicados y el resto divididos. Mi calculadora se quedó sin baterías. No prende más.
Probablemente sin saber lo caprichoso que es el destino, Julio Andrade
encontró el resumen del partido de ayer en el título de su última
canción: “Se la llevan fácil”. Uruguay vino a Lima con los galones que
le daban ser cuarto del último mundial y conseguir el mismo lugar en la
Copa Confederaciones. Galones que hay que demostrar en la cancha y que
durante la primera media hora se pareció más al Uruguay que no podía
ganar durante seis fechas en las eliminatorias.
Pizarro
y Ramírez tuvieron claras chances para abrir el marcador pero las manos
de Muslera y el desviado remate de ‘Cachito’ encendían esa esperanza
que aún no estaba lista para irse. Perú era superior con toques rápidos.
La visita estaba incómoda, agazapado en su campo. Forlán no aparecía y
quizás fue mejor así para ellos porque se lesionó y Stuani entró en su
lugar para cambiar la táctica charrúa. Sumaron más marca y a Perú le
quedó menos espacio.
Para Uruguay no era un partido, era una guerra. Para ellos no eran
90 minutos, era su historia en juego. Acostumbrado a jugar con el
cuchillo entre los dientes, tienen raza para este tipo de duelos. Además
estuvo el plus de contar con un árbitro poco riguroso. Patricio Loustau
dejó pegar, hablaba con los orientales y hasta por momentos parecía
natural de Montevideo y no de Buenos Aires.
Pero los errores empezaron desde el planteamiento del partido. Se
decidió jugar con tres delanteros en el choque más importante del
proceso. Sergio Markarián cambió su idea en el duelo más trascendente.
Sacó a Juan Manuel Vargas, sin ritmo en Italia, y metió un tercer
volante, Josepmir Ballón, que fue el elegido pero nunca trascendió.
Trató de hacer más vertical un equipo que se caracteriza por la
posesión.
Nos quitó la identidad. Jefferson Farfán
jugó como un extremo derecho pero tuvo poca participación, Paolo
Guerrero se fue resignado a la izquierda, donde tampoco hace la
diferencia mientras que Claudio Pizarro fue tomado, casi siempre, fácil
por los defensas uruguayos.
Los ‘Cuatro Fantásticos’ que todos vendieron desde el inicio de las
eliminatorias terminaron como los ‘cuatro fantasmas’. Solo sombras. La
presión jugó en contra. No hubo jerarquía. Tampoco nivel. La ambición
quedó en palabras y en el partido con más tensión emocional, perdimos la
cabeza en el primer golpe anímico.
Markarián
también tuvo otra apuestas controvertidas: Luis Advíncula en la banda
derecha. Sin continuidad en Brasil, pudo controlar a Forlán pero fue uno
de los protagonistas del error que terminó en el gol charrúa. El otro
era Christian Ramos, que hizo un foul tonto dentro del área a Luis
Suárez y el ‘Pistolero’ no perdona. Tiró a un lado y Fernández fue al
otro. Gol.
El golpe fue demasiado fuerte para Perú antes que termine el primer
tiempo. Para colmo, Yoshimar Yotún perdió la cabeza cuando le cobraron
un foul a Suárez. Le tiró la pelota encima y quiso levantarlo rápido.
Loustau lo consideró agresión y lo echó. Con uno menos y perdiendo, la
selección no tuvo reacción.
Vargas entró en el segundo tiempo y aunque no se complicó, tampoco
pudo hacer la diferencia. No evitó que Suárez aparezca de nuevo y nos
deje en el piso, inertes. Otro tiro suyo fue gol. El pistolero nos mató.
Jefferson Farfán, el ilusionista de todo el proceso, con tiro libre
perfecto puso el descuento para Perú. Algunos pensaban que todavía se
podía pero Uruguay seguía en su guerra particular, en esa que nosotros
no quisimos pelear.
El final de la película que vemos hace más de 30 años se vuelve a
repetir. Estamos eliminados aunque falten tres fechas. Por nuestros
propios errores. Siempre terminamos llorando, como lo hace Farfán.
Ya no hay pulso, no insistan. La calculadora ya no va a encender más. dlr
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